lunes, 18 de abril de 2011

"CELEBRACIONES DEL DOMINGO DE RAMOS"



Procesión de Ramos y Santa Misa en el Templo Pquial. Ntra. Sra. de la Candelaria


Bendición de Ramos en la Plaza Juan C. Bianchi (Saujil)

lunes, 11 de abril de 2011

"Programa de Semana Santa 2011"

PARROQUIA NTRA. SRA. DE LA CANDELARIA

*Misión Diocesana-Parroquial Permanente 2010-2016*

Bendición de Ramos:

Sábado 16:

Santa Misa a las:

ü 18:30 hs: Retiro y Rosario de Colana.

ü 20:00 hs: Mutquin

Domingo de Ramos: Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén” 17/04/11

Santa Misa a las:

ü 09:30 hs: Rincón.

ü 11:00 hs: Siján.

ü 18:00 hs: Pajonal.

ü 19:00 hs: Pomán.

ü 20:30 hs: Saujil.

Martes Santo: 19/04/11

ü Misa Crismal en la Catedral Basílica

ü Vía Crucis en Saujil Organizado por el Colegio Bianchi.

Miércoles Santo: 20/04/11

ü 21:00 Vía Crucis en Sijan Organizado por la Escuela Nº 392.

SAGRADO TRIDUO PASCUAL”

Jueves Santo: Misa de la Cena del Señor. Institución de la Eucaristía” 21/04/11

Santa Misa a las:

ü 10:00 hs: Colpes.

ü 19:30 hs: Saujil.

ü 21:00 hs: Pomán.

Luego de la Celebración Vespertina del Jueves Santo se hará adoración a Jesús Sacramentado, de la cual se encargarán las instituciones de pueblo y los movimientos y Carismas que trabajan en la Iglesia.

Viernes Santo:Celebración de la Pasión del Señor. Adoración a la Santa Cruz.” 22/04/11

ü 03:00 hs: Parte la Caminata al Cerrito de Joyango desde Saujil.

ü 08:00 hs: Vía Crucis en el Cerrito de Joyango.

ü 15:00 hs: Villa de Pomán.

ü 17:00 hs: Saujil.

ü 21:00 hs: Vía Sacra Mutquin

ü “CONFESIONES DURANTE EL DÍA”

Sábado Santo: 23/04/11

Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, en

La oración y el ayuno, meditando su pasión y muerte, así como su descenso al

Lugar de los muertos en la espera de la resurrección.

Vigilia Pascual en la Noche Santa:

Santa Misa a las:

ü 18:30 hs: San Miguel.

ü 20:00 hs: Saujil.

ü 21:30 hs. Villa de Pomán

Domingo de Pascua:Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.” 24/04/11

Santa Misa a las:

ü 10:00 hs: Retiro y Rosario de Colana.

ü 11:30 hs: Mutquin.

ü 18:00 hs: Colpes.

ü 19:30 hs: Siján.

ü 20:30 hs: Rincón.

"Saludo Pascual"

Queridos hermanos en Cristo: Que ésta Semana Santa y Tiempo pascual nos impulse a vivir en la Luz y el amor de Jesús resucitado. Que todos podamos renovarnos por la misericordia divina del Señor y se acreciente en nuestros corazones el ardiente deseo de Servirlo. Que éste tiempo también sirva para animarnos a ser verdaderos discípulos de Jesús y que la alegría de este tiempo de Misión permanente en nuestra diócesis sea motivo para dar testimonio de Jesús a los demás. Les deseamos una muy Feliz Pascua de resurrección, que en éste 2011, año de la vida, nuestras Familia Parroquial pueda convertirse en verdadero santuario de la vida en abundancia que nos da Jesucristo.

…¡FELICES PASCUAS!

Parroquia Ntra. Sra. de la Candelaria



domingo, 13 de marzo de 2011

"Inicio de la Catequesis año 2011"


Ayer Sábado 12 dio inicio la catequesis del año 2011 en Saujil... Con la Santa misa presidida por nuestro párroco el Padre Guillermo Chanquía a las 21:00 en el templo Parroquial. La mayoría de los niños de la catequesis asistieron a la celebración acompañados de sus padres. En las demás comunidades de la parroquia la catequesis dará inicio el próximo domingo 20 de Marzo. Los invitamos a elevar una oración al Señor por éste nuevo año de catequesis, para que el espíritu Santo guíe a los Padre y catequistas en ésta tarea de formar a los niños en nuestra Fe.

viernes, 11 de marzo de 2011

"MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI PARA LA CUARESMA 2011"



Les Ofrecemos a Continuación, el mensaje para la cuaresma 2011 del papa Benedicto XVI, dirigido a la gran familia de la Iglesia de Cristo en éste tiempo de Conversión, perdón y reconciliación. Para meditar en éste tiempo.!!

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«Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con él también habéis resucitado»

(cf. Col 2, 12)


Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo litúrgico muy valioso e importante, con vistas al cual me alegra dirigiros unas palabras específicas para que lo vivamos con el debido compromiso. La Comunidad eclesial, asidua en la oración y en la caridad operosa, mientras mira hacia el encuentro definitivo con su Esposo en la Pascua eterna, intensifica su camino de purificación en el espíritu, para obtener con más abundancia del Misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor (cf. Prefacio I de Cuaresma).

1. Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo, cuando «al participar de la muerte y resurrección de Cristo» comenzó para nosotros «la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo» (Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010). San Pablo, en sus Cartas, insiste repetidamente en la comunión singular con el Hijo de Dios que se realiza en este lavacro. El hecho de que en la mayoría de los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas. La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia existencia «los mismos sentimientos que Cristo Jesús» (Flp 2, 5) se comunica al hombre gratuitamente.

El Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda «conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3, 10-11). El Bautismo, por tanto, no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo.

Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la Gracia que salva. Los Padres del Concilio Vaticano II exhortaron a todos los Pastores de la Iglesia a utilizar «con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal» (Sacrosanctum Concilium, 109). En efecto, desde siempre, la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del Bautismo: en este Sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos (cf. Rm 8, 11). Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para toda su existencia.

2. Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor —la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico—, ¿qué puede haber de más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto la Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para los catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del renacimiento, y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a él.

El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida (cf. Ordo Initiationis Christianae Adultorum, n. 25). Es una llamada decidida a recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.

El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17, 1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle» (v. 5). Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf.Hb 4, 12) y fortalece la voluntad de seguir al Señor.

La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7), que se lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua que brota para vida eterna» (v. 14): es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores verdaderos» capaces de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23). ¡Sólo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza! Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios», según las célebres palabras de san Agustín.

El domingo del ciego de nacimiento presenta a Cristo como luz del mundo. El Evangelio nos interpela a cada uno de nosotros: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». «Creo, Señor» (Jn 9, 35.38), afirma con alegría el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyente. El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos reconocer en él a nuestro único Salvador. Él ilumina todas las oscuridades de la vida y lleva al hombre a vivir como «hijo de la luz».

Cuando, en el quinto domingo, se proclama la resurrección de Lázaro, nos encontramos frente al misterio último de nuestra existencia: «Yo soy la resurrección y la vida... ¿Crees esto?» (Jn 11, 25-26). Para la comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en Jesús de Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo» (v. 27). La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fin en él. La fe en la resurrección de los muertos y la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido último de nuestra existencia: Dios ha creado al hombre para la resurrección y para la vida, y esta verdad da la dimensión auténtica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social, a la cultura, a la política, a la economía. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza.

El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la Gran Vigilia de la Noche Santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la vida que Dios nos comunicó cuando renacimos «del agua y del Espíritu Santo», y confirmamos de nuevo nuestro firme compromiso de corresponder a la acción de la Gracia para ser sus discípulos.

3. Nuestro sumergirnos en la muerte y resurrección de Cristo mediante el sacramento del Bautismo, nos impulsa cada día a liberar nuestro corazón del peso de las cosas materiales, de un vínculo egoísta con la «tierra», que nos empobrece y nos impide estar disponibles y abiertos a Dios y al prójimo. En Cristo, Dios se ha revelado como Amor (cf. 1 Jn 4, 7-10). La Cruz de Cristo, la «palabra de la Cruz» manifiesta el poder salvífico de Dios (cf. 1 Co 1, 18), que se da para levantar al hombre y traerle la salvación: amor en su forma más radical (cf. Enc. Deus caritas est, 12). Mediante las prácticas tradicionales del ayuno, la limosna y la oración, expresiones del compromiso de conversión, la Cuaresma educa a vivir de modo cada vez más radical el amor de Cristo. Elayuno, que puede tener distintas motivaciones, adquiere para el cristiano un significado profundamente religioso: haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa —y no sólo de lo superfluo— aprendemos a apartar la mirada de nuestro «yo», para descubrir a Alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos. Para el cristiano el ayuno no tiene nada de intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, y hace que el amor a Dios sea también amor al prójimo (cf. Mc 12, 31).

En nuestro camino también nos encontramos ante la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de lalimosna, es decir, la capacidad de compartir. La idolatría de los bienes, en cambio, no sólo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, única fuente de la vida. ¿Cómo comprender la bondad paterna de Dios si el corazón está lleno de uno mismo y de los propios proyectos, con los cuales nos hacemos ilusiones de que podemos asegurar el futuro? La tentación es pensar, como el rico de la parábola: «Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años... Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma”» (Lc 12, 19-20). La práctica de la limosna nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre bueno y recibir su misericordia.

En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que «sus palabras no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna.

En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la cruz, es «hacerme semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo.

Queridos hermanos y hermanas, mediante el encuentro personal con nuestro Redentor y mediante el ayuno, la limosna y la oración, el camino de conversión hacia la Pascua nos lleva a redescubrir nuestro Bautismo. Renovemos en esta Cuaresma la acogida de la Gracia que Dios nos dio en ese momento, para que ilumine y guíe todas nuestras acciones. Lo que el Sacramento significa y realiza estamos llamados a vivirlo cada día siguiendo a Cristo de modo cada vez más generoso y auténtico. Encomendamos nuestro itinerario a la Virgen María, que engendró al Verbo de Dios en la fe y en la carne, para sumergirnos como ella en la muerte y resurrección de su Hijo Jesús y obtener la vida eterna.

Vaticano, 4 de noviembre de 2010

BENEDICTUS PP. XVI

sábado, 12 de febrero de 2011

Fiestas Patronales Parroquiales 2011 - Todo lo que dejaron éstos días de fiesta en nuestra Parroquia

El Señor del Milagro ya dentro del Templo Parroquial



Misa Solemne en honor al Señor del Milagro - LANZAMIENTO DE LA MISIÓN DIOCESANA PERMANENTE


Procesión del día 4 de febrero con los Santos Patronos




Peregrinos de la localidad de Colpes que llegaron el día 4 por la madrugada. "Se vinieron con la Lluvia"



El Señor Obispo junto a los niños de 3 años que fueron presentados al Señor

Esperando el 4 de Febrero
Grupo de Canto de Saujil "El que canta reza dos veces"
Bendición de las Candelas. "ustedes son la luz del mundo"

"Misa Solemne del 2 de Febrero en honor a nuestra Patrona"

martes, 1 de febrero de 2011

Encuentro de Jóvenes - Homenaje al Señor del Milagro y la Virgen de la Candelaria













El día 29 de enero se llevó a cabo un encuentro juvenil en Saujil. El mismo dio inicio alrededor de las 08:30 contando con la presencia de alrededor del 30 jóvenes de Saujil y También de San Miguel. Se llevaron a cabo actividades en grupos divididos por los colores de la misión (rojo, verde, amarillo. azul y blanco). Se noto en todos los chicos el entusiasmo de participar en todas las actividades. La intensión del encuentro fue prepararnos para la misa de jóvenes que se celebró a las 21:00. Éste grupo estuvo encargado de la preparación de la liturgia y un signo para las ofrendas.
Los jóvenes que participaron del encuentro serán los encargados del servicio a los fieles y peregrino los días de mayor actividad en nuestras fiestas patronales..!!!

SEAMOS TODOS DISCÍPULOS Y MISIONEROS, CON JESÚS, AQUÍ Y MÁS ALLÁ DE LAS FRONTERAS..!! =)

Campamento - Convivencia Acción Católica 2011










Alrededor de 50 militantes de Acción católica de la Ciudad de Catamarca y de Nuestra Parroquia, se reunieron en la Localidad de Mutquín los pasados 21, 22, 23, y 24 de Enero para realizar el campamento anual. Fueron 4 días en los que pudimos descubrir el gran Amor de Jesús en Nuestro hermanos y Amigos con los que compartimos nuestra Fé. UN MARAVILLOSO ENCUENTRO CON EL SEÑOR Y SU MISERICORDIA.

Alabado Sea Jesucristo!!!